Es un tipo de inversión a largo plazo, que debe tener en cuenta el valor agregado que ofrece el tiempo, tal como los buenos vinos, que con los años incrementan su valor.

Este tipo de inversión contempla bienes raíces, antigüedades, obras de arte, y el más controvertido instrumento de deuda, éste último implica la posibilidad de comprar pagarés de deudas de activos importantes cuyos intereses se incrementan con el tiempo.

Las inversiones inmobiliarias, suelen considerarse un tipo de inversión no líquida o líquida moderada, su valor es casi siempre incremental, o puede serlo.

La situación actual en Argentina, a pesar de todo ha mantenido el precio de los inmuebles en un sentido creciente, aunque decreciente desde el punto de vista global, ya que la diferencia con la moneda extranjera supone una variación de precio creciente para el mercado local, decreciente para el extranjero.

Este comportamiento define el carácter de la inversión, es un tipo de acción que durante el transcurso puede sufrir variación, dependiendo del movimiento del mercado.

En especial, algunos modelos de inversión, como los Fideicomisos, el control no se encuentran en el propio interesado, sino en la administración de terceros, por lo que no es fácil liquidar la operación con sencillez, como si fuera un producto.

La inversiones en propiedades descansan sobre una cadena de operadores y variables económicas, tanto locales como internacionales que hacen difícil mantener la inversión en forma líquida.

Las inversiones del tipo de acciones, llevan un componente de incertidumbre importante, los que las hace volátiles y, por ello, riesgosas.

A pesar de lo que parece una desventaja, la inversión en inmuebles, permiten estar atentos a los movimientos especulativos del mercado, como es la situación actual en Argentina, donde las propiedades usadas están retenidas por sus dueños en espera de mejor flujo de ventas.

Los inversionistas en propiedades tienen que tener dos parámetros definidos en libertad de ejecutar, la compra y la venta.

En la situación actual, es factible vender inmuebles usados, pero es más difícil comprarlos, ya que si la operación no se realiza en una moneda estable, el dólar, históricamente, se considera que la inversión se deprecia.

Aún no hay confianza en el mercado inmobiliario para abrir las ventas a un precio que permita asegurar una compra, por lo que es un tipo de inversión paradójicamente estancado, a pesar de las ventajas del precio para inversionistas extranjeros.